En la última década el sector inmobiliario ha experimentado un crecimiento sin precedentes. La aparente sencillez y rentabilidad del mercado ha potenciado la incorporación de inversiones provenientes de otros sectores y la aparición de toda una generación de promotores amateur, ciudadanos que disponiendo de un mínimo capital han decidido invertirlo en pequeñas promociones esperando obtener una alta rentabilidad.
Este fenómeno se ha centrado en los cascos históricos donde era posible adquirir fincas con un coste asumible y un elevado potencial gracias a su ubicación céntrica y a la atracción que generan las tipologías tradicionales. Tras una reforma más o menos intensa se orientaba su venta a un mercado de exclusivas viviendas de lujo con una situación privilegiada, que permitía venderlas con un amplio margen de beneficio.
Reflejo de esta actividad ha resultado la incesante tramitación de licencias de obra, el alquiler de cubas para escombros o la continua presencia de andamios en la calle, pero un análisis más profundo desvela un fuerte incremento en el número de viviendas vacías, una homogeneización estética con falsas tipologías tradicionales y una potenciación de los procesos de gentrificación.
Como consecuencia se produce una revalorización del potencial económico de la zona en detrimento del valor social del “barrio”. Y, finalmente, el exceso de oferta ha propiciado un drástico estancamiento en los precios del producto inmobiliario y la consiguiente parálisis del mercado, obligando a estos pequeños inversores a detener sus proyectos en espera de un nuevo momento de esplendor.
Pequeñas inversiones documenta, a partir de la contradicción latente que implica una puerta infranqueable, los primeros síntomas de desgaste del mercado inmobiliario: solares tapiados, viviendas desalojadas y cerradas, obras abandonadas a mitad de ejecución, inmuebles reformados sin habitar y un gran número de promociones sin vender.
The property sector has experienced unprecedented growth over the last ten years. The apparently straightforward and highly-profitable housing market has attracted investors from other sectors, including a whole generation of amateur developers: ordinary citizens who have opted to invest their limited capital in small housing developments in the hope of high returns.
This trend has tended to focus on historic city centres, where affordable property offers considerable potential due to its central location and the appeal of traditional building styles. Old houses are refurbished to a varying degree and then sold off as “exclusive luxury homes in a privileged location”, thus ensuring a high profit margin.
This burgeoning activity has prompted an endless stream of applications for building licences, the hiring of countless skips for rubble and the constant presence of scaffolding in city streets. Yet closer examination reveals a marked increase in the number of houses lying empty, a certain degree of aesthetic homogenisation due to the spread of fake traditional styles and a growing incidence of gentrification.
One result of this process has been a reappraisal of the economic potential of the area, at the expense of its social value as a neighbourhood. Moreover, supply now outstrips demand, leading to a marked stagnation of property prices and thus to the paralysis of the market, forcing small investors to halt their development projects in the hope of a new boom.
Small Investments records, from the underlying contradiction implied by an intractable threshold, the first signs of a slump in the property market: walled-off plots, untenanted houses, half-finished buildings, newly-refurbished properties lying empty, and numerous unsold developments.
En la última década el sector inmobiliario ha experimentado un crecimiento sin precedentes. La aparente sencillez y rentabilidad del mercado ha potenciado la incorporación de inversiones provenientes de otros sectores y la aparición de toda una generación de promotores amateur, ciudadanos que disponiendo de un mínimo capital han decidido invertirlo en pequeñas promociones esperando obtener una alta rentabilidad.
Este fenómeno se ha centrado en los cascos históricos donde era posible adquirir fincas con un coste asumible y un elevado potencial gracias a su ubicación céntrica y a la atracción que generan las tipologías tradicionales. Tras una reforma más o menos intensa se orientaba su venta a un mercado de exclusivas viviendas de lujo con una situación privilegiada, que permitía venderlas con un amplio margen de beneficio.
Reflejo de esta actividad ha resultado la incesante tramitación de licencias de obra, el alquiler de cubas para escombros o la continua presencia de andamios en la calle, pero un análisis más profundo desvela un fuerte incremento en el número de viviendas vacías, una homogeneización estética con falsas tipologías tradicionales y una potenciación de los procesos de gentrificación.
Como consecuencia se produce una revalorización del potencial económico de la zona en detrimento del valor social del “barrio”. Y, finalmente, el exceso de oferta ha propiciado un drástico estancamiento en los precios del producto inmobiliario y la consiguiente parálisis del mercado, obligando a estos pequeños inversores a detener sus proyectos en espera de un nuevo momento de esplendor.
Pequeñas inversiones documenta, a partir de la contradicción latente que implica una puerta infranqueable, los primeros síntomas de desgaste del mercado inmobiliario: solares tapiados, viviendas desalojadas y cerradas, obras abandonadas a mitad de ejecución, inmuebles reformados sin habitar y un gran número de promociones sin vender.
The property sector has experienced unprecedented growth over the last ten years. The apparently straightforward and highly-profitable housing market has attracted investors from other sectors, including a whole generation of amateur developers: ordinary citizens who have opted to invest their limited capital in small housing developments in the hope of high returns.
This trend has tended to focus on historic city centres, where affordable property offers considerable potential due to its central location and the appeal of traditional building styles. Old houses are refurbished to a varying degree and then sold off as “exclusive luxury homes in a privileged location”, thus ensuring a high profit margin.
This burgeoning activity has prompted an endless stream of applications for building licences, the hiring of countless skips for rubble and the constant presence of scaffolding in city streets. Yet closer examination reveals a marked increase in the number of houses lying empty, a certain degree of aesthetic homogenisation due to the spread of fake traditional styles and a growing incidence of gentrification.
One result of this process has been a reappraisal of the economic potential of the area, at the expense of its social value as a neighbourhood. Moreover, supply now outstrips demand, leading to a marked stagnation of property prices and thus to the paralysis of the market, forcing small investors to halt their development projects in the hope of a new boom.
Small Investments records, from the underlying contradiction implied by an intractable threshold, the first signs of a slump in the property market: walled-off plots, untenanted houses, half-finished buildings, newly-refurbished properties lying empty, and numerous unsold developments.